Antigua noria árabe; cuajada de cruces que florecen cada mes de mayo en el que Añora es toda una explosión de júbilo y demostración de la más arraigada cultura popular; cimentada en el primor con el que los habitantes visten sus tradicionales cruces entre los sonidos de los “mayos” y la jota noriega. Calles casi enteras aún conservan lo más característico de la arquitectura popular: fachadas de sillares graníticos remarcados por blancas tiras. Pero Añora es un pueblo que cuenta con delicias gastronómicas como las que se elaboran en las tradicionales matanzas que arrancan por San Martín, las albóndigas de Carnaval o el típico turrón.
La primer mención escrita de Añora corresponde al año 1477, justo cuando este pueblo empieza a experimentar un crecimiento demográfico importante. Diez años después, en torno a 1487, se tiene la noticia de los pleitos mantenidos con los vecinos de Torremilano (Dos Torres) para conseguir su independencia. Una batalla jurídica que duraría varias décadas hasta que finalmente obtuvo el título de villa el 27 de mayo de 1553, cuando contaba con 160 vecinos. Como el resto de las Siete Villas de los Pedroches fue vendida al Marqués de El Carpio en 1660, permaneciendo ligada a esta familia nobiliaria hasta 1747.
El vocablo Añora, procede del término árabe “naura” (noria), lo que hace alusión a una serie de huertas que existían en la zona y que se encuentran en el origen de este pueblo.