Catedral de la Sierra. Esta es la denominación popular de la parroquia de San Juan Bautista debido a la magnitud y maestría arquitectónica de este templo, donde el granito se hace palabra. La iglesia, de planta basilical, consta de tres naves separadas por pilares de tradición románica. Las naves laterales están cubiertas por bóvedas de crucería, mientras que la central lo está por un artesonado de par y nudillo con tirantas. La capilla mayor, diseñada por Hernán Ruiz I, aparece cubierta por una bóveda estrellada que alberga en sus plementos una serie de pinturas barrocas. En el interior destaca la capilla del baptisterio, diseñada por Hernán Ruiz II, que aparece cubierta por una bóveda vaída de granito con molduras que forman círculos y óvalos. En el exterior, junto a la esbelta torre, hay que reflejar la grandiosidad de la fachada renacentista que se abre a la plaza, que muestra las dos líneas fundamentales de la arquitectura del Siglo XVI, el plateresco y el clasicismo, gracias a la maestría de los Hernán Ruiz. Otros detalles de interés los aportan el juego de ventanas plateresco de la sacristía, donde aparecen esculpidos los escudos de los pies de estilo gótico-mudéjar.

Convento de la Purísima Concepción. Esta congregación fue fundada por Fray Luis de la Cruz, uno de los miembros de la familia condal de Belalcázar en 1.543. De esta época es la capilla y fachada de este convento formada por siete grandes contrafuertes enlazados entre sí por arcos escarzanos. Las dos portadas que se abren al exterior son de estilo clásico. En el patio, dentro de la clausura, hay que mencionar el claustro formado por arcadas sostenidas por columnas de granito.

Ermita de Santa Ana: Es prototipo de «iglesia serrana de la Mesta» de bello estilo gótico-renacentista. Es Monumento Histórico-Artístico.

Fue la primera parroquia de la villa. Dice la tradición que en el año de gracia de 1212, sus bóvedas cobijaron a Alfonso VIII y a sus huestes en Tedeum celebrado, en acción de gracia, días después de la Batalla de Navas de Tolosa, cuando iban de vuelta, camino a Toledo. Es entre todas las ermitas la más antigua. Está situada en el centro de la población. Posiblemente construida con las donaciones de los pastores del ganado transhumante.

Ermita de San Isidro Labrador: Ubicada en la calle del mismo nombre. Dice el Padre Juan Ruiz, «esta ermita forma una hermosa rotonda de estilo barroco; el 12 de septiembre de 1739 se obligaron, por escritura pública, a costear de sus bienes una ermita a San Isidro, un grupo de labradores de la villa». Su construcción es circular cubierta por una cúpula de seis puntos de luz. La inauguración tuvo lugar el 5 de abril de 1753.

Convento de San Diego: En la Historia de la Provincia de Ángeles se relata la construcción en 1589, de un convento de frailes franciscanos para atender las necesidades espirituales de los vecinos de Hinjosa del Duque. Esta Comunidad convivió en nuestra villa por espacio de 244 años. Posteriormente, en 1890 se instalaron en su antiguo convento los Padres Carmelitas, quienes introdujeron en él múltiples reformas a través de los años.

Dicho convento recientemente desaparecido era de una grandiosa magnificencia en su construcción. Con amplios corredores grandes aulas y hermosos patios. Fue colegio y seminario durante decenios de años donde se forjaron centenares de hijos de la Comarca y alrededores. Para las generaciones futuras diremos que fue cuna de la cultura, gozando de un gran prestigio y popularidad.

Su iglesia modernamente regia es obra del siglo XVI reconstruyéndose finalizada la Guerra Civil Española 1936/1939.

Ermita de San Bartolomé: Situada en los Almadenes y rodeada de excavaciones mineras antiquísimas. Es la que mejor conserva su aspecto primitivo y de las más antiguas. De una sola nave y cuatro tramos de arcadas sin pilares. Su techumbre de madera, con vigas de sustentación. A la fachada antigua se le agregó un pórtico de arcos rebajados.

A principios del siglo XXI fue restaurada por la «Escuela-Taller Las Ermitas de Hinojosa».

Recientemente, durante la primavera-verano de 2008, fue lugar del rodaje de algunas escenas de la película «El Libro de las Aguas» (basada en la novela homónima de Alejandro López Andrada, dirigida por Antonio Giménez-Rico).

Ermita de Santo Domingo: Monumento de un valor histórico extraordinario, situada en la Dehesa de los Palomares, su silueta domina los llanos de Hinojosa del Duque. Fue durante siglos lugar de encuentro de los respectivos Cabildos de los Pueblos del Valle de Los Pedroches, para tratar sobre el reparto de pastos, deslindes y otros asuntos de interés común. Su construcción es de principios del siglo XIV.

Su arquitectura es funcional, de arcos ojivales. Tiene un sencillo artesonado retocado. La puerta del lado del Evangelio, es gótica en su traza, adornada con dintel plano.

Ermita de San Sebastián. Esta ermita supone el ejemplo más nítido de las ermitas serranas del norte de Córdoba. Su estructura está formada por grandes arcos fajones y cubierta de madera a dos aguas. Sus dimensiones más de 23 metros de largo y 10 de anchura, demuestran las magnitudes de este templo.

De especial interés es la visita al Museo Etnológico, cuyo objetivo es mostrar la forma de vida cotidiana de Los Pedroches, así como recuperar piezas en desuso y en peligro de desaparecer.

Parroquia de San Isidro Labrador: Su bóveda es de cañón con lunetos. La cúpula sobre el crucero tiene decoraciones mixtilíneas. La cabecera es de testero plano. La portada es adintelada con jambas de granito. Su torre rectangular es de un solo cuerpo.

Ermita Virgen del Castillo: Sita en la plaza principal de la villa (Plaza de la Catedral). Ramírez de las Casas Deza comenta, «el título de esta imagen da a entender que fue trasladada del castillo que se demolió en este sitio».

El Padre Juan Ruiz, en su obra histórica sobre esta villa, supone que hubo, en el lugar de la actual iglesia un castillo o torre.20 De todo ello no hay indicios. Su construcción comenzó sobre el siglo XV. Sirvió de iglesia a un antiguo beatorio o pequeño convento. Consta de una nave de estilo gótico. Su bello camarín, de estilo barroco, data del siglo XVII. Lo más hermoso y monumental de esta ermita es su preciosa ábside, que se contempla desde el exterior.

Ermita de San Benito: Su situación es próxima a la Gutierra, pasado el arroyo del Cohete, al otro lado del Cerro del Conjuro, zona donde abundaban ruinas de época romana. Erigida en el siglo XIV su interior es un claro ejemplo de la pujanza que el gótico alcanzó en estas tierras. Este ermita es citada por el rey Alfonso XI, a principios del siglo XIV, en su «Libro de Monterías». Fue centro de población. Su origen está vinculado a la existencia de una antigua aldea situada en la zona conocida como “la gutierra”. Su estilo es gótico en portada y presbiterio. Es de una nave con bóveda de crucería, arco ojival de ladrillo, sobre el que se asienta una cubierta de madera a dos aguas.

Ermita del Santo Cristo de las Injurias: Donde está enclavada esta ermita existió siglos antes otra consagrada a Santa Brígida. Su nombre actual es de finales del siglo XVIII. Situada sobre una loma que domina toda la ciudad. El Cristo de las Injurias que en ella se venera es de profunda devoción a todo el pueblo. Su estilo arquitectónico es del neoclásico. De una nave con cinco tramos, cubiertos por bóvedas de cañón. A los pies encontramos el coro. Se hicieron obras de renovación en la década de los cuarenta destacando el delicado respeto por o cambiar el aspecto primitivo.

Ermita Santurario Virgen de La Antigua: Es uno de los más venerados santuarios. Está enclavada en uno de los más bellos parajes del Valle de los Pedroches. Su edificación primitiva data de los siglos XIII al XIV. Se reconstruyó después de la Guerra Civil Española (1936/1939). De una sola nave como es habitual en este tipo de ermitas. Tiene cuatro tramos separados por arcos. Su cubierta es de bóveda barroca. En lugar de ventanas tiene óculos circulares por donde entra la luz. Posee unos contrafuertes exteriores que corresponden a sus arcos interiores.

Fuente del Pilar de los Llanos: Monumento de estilo plateresco, construido en el siglo XVI, Localizada en uno de los márgenes del casco urbano, uno de los descansos de la Cañada Real Soriana. Fue durante siglos abrevadero de rebaños de ganado y centro de las ferias de San Agustín. En 1579, por la escasez de agua que surtía el municipio se acordó comprar la noria de una huerta cercana con el fin de echar sus aguas al Pilar.