Pozoblanco tuvo su origen en el s. XIV. Existe la creencia de que fue consecuencia de la colonización al instalarse judíos enviados desde Córdoba tras ser liberadas estas tierras de musulmanes, aunque la tradición cuenta que su origen tuvo lugar al asentarse en dicho lugar un grupo de pastores que huían de la peste desatada en Pedroche. Dicho asentamiento se produjo donde hoy se ubica el Pozo Viejo, auténtico símbolo de la ciudad que le dio el nombre actual de Pozoblanco.

En 1478 dejó de ser aldea y obtuvo el título de la villa. Fue una de las Siete Villas de Los Pedroches y villa de realengo excepto en los años que perteneció, junto al resto de las siete, al marquesado de El Carpio. Su creciente prosperidad enseguida la situó como capital de las Siete Villas de Los Pedroches y de la zona norte del reino de Córdoba, donde se traslada al corregidor de la Villa. Su posición geográfica en el centro de Los Pedroches y de la zona norte del reino de Córdoba, donde se traslada al corregidor de la Villa. Su posición geográfica en el centro de Los Pedroches ha convertido a Pozoblanco en la capital económica y administrativa de la comarca, sabiendo mantener su sabor de bello pueblo de sierra.

Celebra con júbilo las fiestas de la Virgen de Luna, su patrona, que comparte con el vecino pueblo de Villanueva de Córdoba, y la Feria de Nuestra Señora de las Mercedes en la que destaca su cartel de toros. Gracias a la tradición que ha sabido conservar, son numerosas las verbenas y fiestas populares que aún se celebran en Pozoblanco, como las de San Antonio, San Bartolomé, María Auxiliadora o la del Pozo Viejo, sin olvidar la de San Gregorio, popularmente llamada la Feria Chica o la de San Isidro, en la que se mantiene la tradición centenaria de la quema de muñecas.