
Eternamente vigilada por el Castillo de Miramontes, antigua fortaleza musulmana, gran otero de la comarca y de Extremadura; Villa de realengo, Señorío de Santa Eufemia, afanoso conquistador del norte de la provincia, donde los restos de la muralla que guardaba al ciudad y sus torreones lo atestiguan. Iglesia de la Encarnación, de bello estilo gótico-mudéjar, puerta de la Villa y ermita de Santa Eufemia. Blanco pueblo que se derrama por la sierra de su mismo nombre, espléndido paraje de bosque mediterráneo de gran tradición cinegética, donde sobrevuela el águila real y el buitre. Río Guadalmez, frontera natural de la provincia, auténtica reserva gaunística en cuyas aguas aún juguetea la nutria. Especialmente hospitalarios son los calabreses en sus fiestas mayores: las de la patrona, Santa Eufemia, con hermandad de origen medieval y militar. Relleno en San Isidro y roscas por San Blas.
Debido a su situación geográfica Santa Eufemia ha sido a través de los siglos una puerta natural de entrada a Los Pedroches. Su carácter fronterizo le ha otorgado igualmente una privilegiada posición estratégica que fue muy aprovechada por la administración árabe durante los siglos de permanencia en la península. En 1243 pasaría a manos cristianas dependiendo del Concejo de Córdoba hasta que fue donada como señorío a Hernando Díaz Carrillo. El condado de Santa Eufemia englobaba en su interior a otras poblaciones de la zona como El Viso, El Guijo y Torrefranca (actual Dos Torres). El ansia expansionista de los señores de Santa Eufemia conduciría a un gran número de enfrentamientos con otros poderes de la zona como la casa condal de Belalcázar y las Siete Villas de Los Pedroches.
El medio natural de Santa Eufemia es uno de las más ricos y variados de Los Pedroches, debido a la existencia de gran número de especies cinegéticas que utilizan como hábitat los rincones más agrestes de la sierra. Pero en este espacio también existen dos ermitas íntimamente vinculadas con el devocionario popular de este pueblo, la de la Virgen de las Cruces y la de la patrona Santa Eufemia. Sobre esta última, cuenta la leyenda que un grupo de caballeros italianos que estaban participando en la reconquista de estas tierras pidieron la intercesión de la santa en el combate de recuperación de esta villa. Un hecho que con posterioridad motivó la creación de este templo.