Antes Encinaenana, lugar de paso del camino haca Toledo. El paisaje típico de Los Pedroches tiene su más fiel representante en la localidad jarota, que posee el más extenso bosque de encinar de Europa, desgarrado por el paso de trenes de alta velocidad, donde come el cerdo ibérico la nutricia bellota junto a numerosos rebaños de reses, entre inacabables cercados de piedra. Uno de los núcleos de población más importantes de la comarca, de gran tradición en el arte de curar el jamón ibérico y en fabricar las famosas navajas jarotas. La torre de la parroquia de San Miguel se eleva como atalaya sobre Villanueva de Córdoba, fiel vigilante de su gran tesoro verde. En Pentecostés los jarotes llevan la imagen de la Virgen de Luna, la patrona, hasta el pueblo en medio de una gran romería.
El visitante podrá realizar, inscribiéndose previamente en la oficina de Turismo, la Ruta del Granito que transcurre dentro de la localidad a través del antiguo camino que unía Pedroche con Córdoba.
Afirma la tradición que como en otras localidades de la zona, Villanueva de Córdoba fue fundada en el siglo XIV por habitantes de Pedroche, que decidieron asentarse en estos parajes para escapar de los efectos de la peste. En 1553, Carlos V, después de los servicios prestados por los habitantes de esta población, le otorgó el título de villa, finalizando de esta forma la dependencia que había mantenido con respecto a Pedroche. Tras la consecución de su independencia Villanueva de Córdoba formaría parte de las Siete Villas de Los Pedroches. Su posterior desarrollo ganadero se plasmó en la construcción de edificios tan singulares como el Hospital de Jesús Nazareno, la parroquia del Sagrado Corazón, o la iglesia del Dulce Nombre de Jesús del Convento de las Obreras.
Es de recibo mencionar para el turista el transporte rápido y cómodo a través de la Estación AVE Villanueva de Córdoba-Los Pedroches. Faciltando así, con todos los medios a nuestro alcance, una estancia lo más placentera posible.