Pequeña villa en lugar alto, discreta, apartada, madurada como el vino de su antigua viña. Su termino se aísla de la carretera general para preservar este estado de gracia sosegada y de belleza inmutable de sus granitos, dinteles y dehesas. El primer domingo de mayo celebra Villaralto la romería de la Divina Pastora con un peculiar concurso de carrozas confeccionadas por los vecinos con gran imaginación y fantasía. Algunas de las costumbres que aún hoy se mantienen son las jotillas bailadas por los aceituneros en las que se canta a los amores y el esquileo, duro oficio que se realiza en la primavera y en el que se prefieren las tradicionales tijeras. La parroquia de San Pedro es el edificio religioso principal. el Carnaval tiene en este pueblo gran aceptación en la comarca. En Semana Santa se preparan con esmero las pellas y las hojuelas, apreciados dulces entre vecinos y visitantes.

Fue fundando a finales del siglo XV o principios del XVI cuando en estos parajes se asentó un grupo de vecinos de Torremilano (actual Dos Torres) en busca de nuevas tierras de labor y pastoreo. Esta aldea fue entregada con posterioridad por el Concejo de Córdoba a D. Luis Fernández Carreras, hermano del arcediano de Pedroche, que otorgó a esta pequeña población jurisdicción propia, rompiendo de esta forma los lazos de dependencia que mantenía con torremilano. Esta situación daría lugar a un largo contencioso judicial entre ambos municipios por el control de ciertas tierras que sólo se vería finalizado en 1663.